Durante décadas, Iliana y Magdalena, mujeres lideres, visionarias, trabajaron con jóvenes declarados en abandono que vivían en los albergues Pani u organizaciones sociales. Al cumplir 18 años, esos jóvenes debían salir a enfrenar la vida, tuvieran o no las herramientas de vida para hacerlo. Este acompañamiento les permitió conocer los retos que enfrenan los jóvenes al salir, ya que es una ruptura abrupta del sistema, porque elimina completamente el apoyo económico de vinculo y emocional luego años de institucionalización y deprivación de lazos familiares. Los jóvenes, una vez más, pasan por un segundo abandono, ahora del sistema que los protegía.
En uno de muchos momentos de frustración, nació la idea de hacer algo, para apoyar el proceso de salida estos jóvenes, que con tanto miedo iniciaban su etapa adulta sin acompañamiento y los menos contando con vínculos positivos familiares, idea que, poco a poco fue tomando forma de Fundación.
El nombre, Fundación Débora, se debe a la historia de una niña de nombre Débora que fue una de las cientos de historias de dolor, que marco la vida de ambas mujeres, hasta llegar a un punto, donde no hubo vuela a atrás, algo había que hacer, creer que lo imposible era posible. Empezaron a gestionar recursos económicos propios y con ayuda de familiares para pagar alquiler, alimentación y estudios a las jóvenes que les pedían auda al no lograr su independencia en los siguientes meses de salida.
Geanina, abogada que por décadas apoyó los campamentos de verano que se realizaban con esos niños, ofreció su área profesional adhonorem, en ese momento la idea se convirtió en una estructura jurídica. El 8 abril 2019, se inscribe Fundación Débora como organización no gubernamental sin fines de lucro bajo la cédula jurídica 3-006-778847.
La visión como organización es ser una Fundación referente de trabajo y abogacía en materia de niñez y juventud en condición de abandono y que viven en albergues, enfatizando el apoyo a las jóvenes mujeres por tema de factores de riesgo por género.
Actualmente su fundadora es miembro del Consejo Nacional de Niñez y Adolescencia, consejo nacional con representación de organizaciones sociales que velan por el cumplimiento de agendas y políticas que inciden en los derechos de niñas y niños en Costa Rica.
Poco a poco se fueron uniendo otras mujeres que han creído en estos jóvenes con la misma pasión que sus fundadoras, ellas ahora, son parte de la Junta Administrativa, delegadas y/ o voluntarias.
A medida que pasó el tiempo, vimos frutos en jóvenes que una vez fuera de la institucionalización terminaron en condición de calle, sin trabajo o sin oportunidades laborales. Historias llenas de mucho esfuerzo, amor y solidaridad.
